24 de junio de 2016 |

El tamaño de la puerta y el rellano debe permitir la entrada y maniobra de la silla de ruedas manual o eléctrica

Aunque cada vez son más las construcciones que adaptan sus instalaciones  a las necesidades de los ciudadanos con movilidad reducida, aún son muchos los edificios  de titularidad privada que no cumplen con los requisitos mínimos para garantizar la accesibilidad de las personas que en silla de ruedas  o con problemas de movilidad. ¿La razón? Así como los edificios de nueva construcción se diseñan teniendo en cuenta criterios de accesibilidad, los de obra antigua se construyeron obedeciendo a principios económicos y no de funcionalidad. Una práctica del pasado que, en la actualidad, se traduce en inmuebles con barreras arquitectónicas que dificultan tanto la entrada y salida de las personas en silla de ruedas al edificio como el acceso de estos a su vivienda.

Adaptar este tipo de construcciones a las necesidades de las personas con movilidad reducida no sólo es posible, sino que además es recomendable. No podemos olvidar que este tipo de medidas garantizan, también, la calidad de vida de las personas de la tercera edad. En Teyder os decimos qué debéis  tener en cuenta a la hora de hacerlo.

  • Rampas. En la entrada al edificio se deben evitar los escalones y facilitar el acceso a las personas de movilidad reducida con una rampa cuyo desnivel variará en función de su extensión: inclinación del 6% para recorridos de 6 a 10 metros; del 8%, para recorridos de 3 a 6 metros, y del 10%, para recorridos inferiores a los 3 metros.
  • Puertas. Las puertas de entrada y salida al edificio deben ser, como mínimo, de 0,80 metros de ancho y 2 metros de alto. Sólo así se garantizará el acceso de las personas en sillas de ruedas.
  • Rellano. Debe ser lo suficientemente amplio –como mínimo, 1,20 metros- como para permitir maniobrar a las personas que van en silla de ruedas.

El grado de inclinación de la rampa variará en función de la extensión de la misma

  • Montaescaleras. En caso de que el acceso al ascensor vaya antecedido de escaleras, lo recomendable es instalar en el rellano un montaescaleras, es decir, una plataforma que actúa como montacargas, eleva la silla de ruedas y dota de autonomía al que la utiliza.
  • Escaleras. Los peldaños de las escaleras deben ser, como mínimo, de 1,10 metros y deben contar con bandas antideslizantes correctamente señalizadas. Además, deberán contar con pasamanos ergonómicos que se prolonguen al inicio y al fin de las escaleras para garantizar la sujeción de las personas con movilidad reducida.
  • Porteros automáticos, buzones, interruptores. Deben ser accesibles a las personas que vayan en silla de rueda. La normativa recomienda que se sitúen a 1,40 metros del suelo, de tal forma que todos los vecinos puedan acceder a ellos.

En Teyder trabajamos para hacer un poco más fácil el día a día de las personas con movilidad reducida. Nuestras ayudas técnicas son una buena muestra de ello.

7 de junio de 2016 |

Utilizar calzado adecuado es imprescindible para evitar lesiones y prevenir el uso de ortesis que se desprenden de ellas

En junio se acaban las clases, pero no las actividades extraescolares. Son muchos los padres que, una vez finalizado el curso y sin abuelos a los que recurrir, se ven obligados a apuntar a sus hijos a campamentos de verano.

Algunos optan por estancias donde el inglés, el francés o el chino son los protagonistas; otros, por aquellas donde se pone especial hincapié a disciplinas como la música, la robótica o el arte y, muchos, por otras donde el senderismo, la escalada o el piragüismo son el centro de sus actividades. Lo importante es que los más pequeños se lo pasen bien, vivan nuevas experiencias, amplíen su círculo de amistades y hagan un poco de deporte. Pero para eso, para pasárselo bien, además de la temática del campamento y de la calidad de monitores e instalaciones, es necesario tener en cuenta otros factores. ¿Cuáles?, os preguntareis. Los mismos que barajamos cuando apuntamos a nuestros hijos a una actividad deportiva anual: preparación física y equipamiento. Y es que los progenitores olvidamos que, igual que para practicar fútbol, danza o natación, es necesario invertir en un equipo deportivo de calidad y tener en cuenta las condiciones físicas del pequeño, con los campamentos de verano y las actividades que se desprenden de ellos pasa lo mismo. Lo que no podemos pretender es que un niño pase del sedentarismo al ejercicio físico en cuestión de horas y, sobre todo, que lo aborde sin el material deportivo adecuado. Hacerlo no sólo puede implicar el sobresfuerzo y fatiga del menor, sino también accidentes como caídas, golpes y torceduras y, claro está,  lesiones. Contusiones que, además de hacer necesario el uso de ortesis para su mejora y recuperación, pueden convertir una estupenda experiencia en un mal recuerdo.

En Teyder, como especialistas en soluciones de ortopedia, os resumimos las lesiones más habituales en campamentos de verano y os indicamos cómo prevenirlas.

  • Esguince de tobillo. Según explica la doctora Dolores Pérez, del Servicio de Medicina y Traumatología del Deporte de la clínica Cemtro, el 30% de las lesiones que se producen en los campamentos de verano son esguinces de tobillo. Se dan básicamente por el uso de calzado no adecuado –especialmente chanclas- para realizar actividades deportivas como pueden ser trekking y senderismo o para caminar por terrenos irregulares o con desniveles. El pie debe estar bien sujeto y protegido para evitar caídas y torceduras y, más, si se hacen excursiones largas y por caminos pedregosos. De ahí que sea necesario invertir en zapato específico para realizar cada tipo de actividad: botas de montaña para trekking; zapatillas deportivas, para correr o jugar; chanclas, para actividades en piscina…
  • Fracturas. Sobre todo, de las falanges del pie. Al igual que el esguince de tobillo, se da como consecuencia del uso de calzado inadecuado para la realización de actividades no exentas de cierto riesgo. Si se produce una caída o contusión y llevamos chanclas, el pie queda al descubierto e impacta en la caída.

El 30% de las lesiones que se producen en campamentos de verano son esguinces de tobillo

  • Contracturas. Llevar mucho peso en la mochila, cargarla de forma incorrecta y hacerlo durante mucho tiempo o sin los anclajes adecuados puede causar dolor de espalda y contracturas en los más pequeños. Las mochilas deben adaptarse al cuerpo del menor y ayudarle a equilibrar el peso entre espalda, caderas y piernas. Para ello, la mochila deberá contar con un cinturón de cintura, uno de pecho y otro de hombros que sean acolchados y se ajusten a las medidas del niño. 
  • Rozaduras. Para evitar rozaduras es imprescindible que nuestro hijo haya utilizado con anterioridad las botas o zapatillas deportivas, que estas se hayan adaptado a sus pies y forma de caminar. Uno de los errores más frecuentes y que más molestias y heridas causa en el menor es estrenar calzado el mismo día en que se sale de acampada. También es no utilizar calcetines de la talla correspondiente o que sean de un material no transpirable.
  • Calambres. Beber agua es imprescindible para evitar calambres y lesiones musculares. También, para prevenir casos de deshidratación en una época del año –el verano- donde el calor y el sol aprietan.