28 de julio de 2016 |

Si recurres a soluciones de ortopedia que no sea por imprudencia

Cuando pensamos en verano, lo hacemos en sol, playa, relax, descanso. Nunca en lesiones, productos de ortopedia y urgencias hospitalarias. Pero lo cierto es que, durante los meses de julio y agosto, las visitas al médico por torceduras y caídas son frecuentes.

También, las relacionadas con contracturas o dolores musculares. ¿Extraño? Aunque parezca mentira, no. Más bien, previsible. Al menos si tenemos en cuenta el perfil de algunos de los lesionados: personas que durante el año no practican ningún deporte y que, aprovechan las vacaciones estivales y sus largas horas de luz, para recuperar el tiempo perdido y ponerse en forma. Nada que objetar sobre su decisión: hacer ejercicio es, junto con a una buena alimentación, una de las mejores formas de velar por nuestra salud y por nuestra calidad de vida. El problema viene cuando se quieren abordar deportes de impacto como pueden ser el running, el voleibol, el tenis, el pádel o el ciclismo sin preparación, sin técnica y sin dedicar, al menos un cuarto de hora, a calentar y a estirar. Como hemos comentado en anteriores ocasiones, la mejor forma de evitar lesiones durante la práctica deportiva es la previsión y esta requiere de progresión y formación en la disciplina a abordar.

Pero, ¿la falta de preparación es la única causa de contusiones en verano? Lamentablemente no. Junto a los esguinces de tobillo, tendinitis en codo y hombro o contracturas musculares que se producen por una mala praxis deportiva, encontramos otras que se dan por falta de precaución y que, como las anteriores, pueden tener como consecuencia una lesión. Runners que corren por superficies a las que no están acostumbrados y sufren caídas y torceduras inesperadas, futbolistas aficionados que juegan a este deporte descalzos o en chanclas y se dañan los dedos de los pies con el balón, adultos que optan por las palas o el frisbee en la orilla y, debido al desnivel, pierden el equilibrio y se tuercen el pie. Además de enfrentarse a la práctica deportiva sin el equipo adecuado, lo hacen en terrenos que desconocen y que pueden crearles inestabilidad y hacerles caer.

La preparación y la precaución te mantendrán alejado de las lesiones

En esta lista de lesiones no podemos olvidar aquellas que se dan por causas que nada que tienen que ver con el deporte: caídas por resbalones en la piscina o en las rocas, contracturas por cargar más peso del normal o fascitis plantar por el uso prolongado de chanclas o sandalias sin amortiguación y sin sujeción al tobillo.

¿Qué debemos tener en cuenta entonces para prevenir lesiones y, por tanto, evitar el uso de un producto de ortopedia?

  • Uno no se convierte en deportista en un día. es necesario integrar el ejercicio físico a nuestra rutina de forma paulatina e ir aumentando la intensidad y la frecuencia de forma progresiva. Y, siempre, calentado y estirando nuestros músculos y articulaciones.
  • Aunque una de las cosas más importantes a la hora de practicar un deporte es la técnica y la preparación, no nos podemos olvidar del equipamiento. Elementos como zapatillas, raquetas o palas son esenciales para evitar lesiones. A no ser que estés acostumbrado a ello –recordemos que existen disciplinas como el barefoot o el volei playa que se realizan descalzo-, no hagas deporte sin el calzado adecuado.
  • El sentido común también debe acompañarnos en vacaciones. Si no conoces el terreno, no te la juegues. No te tires al agua de cabeza si no sabes cuál es la profundidad del río o cala o si hay rocas y elementos cortantes en su interior, no hagas piruetas y corras por superficies mojadas y resbaladizas como la piscina, no te envalentones encima de una moto acuática o de una tabla de surf. Más allá de un susto y un esguince, puedes sufrir lesiones medulares. Muy serio.

En Teyder somos especialistas en soluciones de ortopedia. Disponemos, entre otras muchas, de ortesis para tratar lesiones como el codo de tenista o la rodilla del corredor y para aliviar el dolor durante la práctica deportiva.

15 de julio de 2016 |

Soluciones de ortopedia con gel frío/calor ayudan a aliviar el dolor tras una caída o torcedura

Si sois deportistas seguro que habéis oído hablar del tratamiento con frío o calor, una práctica que tiene el objetivo aliviar el dolor y evitar, en la medida de lo posible, la inflamación de un miembro dañado tras una caída, una torcedura o un mal movimiento.

Lo que quizá muchos no sepáis es que esta terapia, como los deportes que practicáis, tiene sus reglas de juego: hay lesiones que, para su recuperación, requieren de frío, otras de calor y algunas en las que este tratamiento es totalmente contraproducente.

Lo mejor antes de aplicar crioterapia o termoterapia es tener claro a qué lesión nos enfrentamos y, sobre todo, consultar a vuestro médico especialista. Además de marcaros las pautas a seguir en este sentido, os indicará si debéis hacer uso de un producto de ortopedia durante vuestra recuperación o práctica deportiva y, en ese caso, qué características debe tener.

En Teyder, de momento, os damos unas pinceladas sobre el tratamiento frío y calor, cómo y cuándo aplicarlo para cumplir su función: aliviar el dolor.

  • Frío. Además de ayudar a mitigar el dolor producido por un traumatismo, la crioterapia tiene otros dos beneficios para aquellos que la ponen en práctica: reducir la inflamación y el espasmo muscular que pueden surgir tras una caída, golpe, torcedura o calambre. Para hacerlo, debemos aplicarla sobre el músculo o articulación dañada inmediatamente después de producirse la contusión. También es conveniente hacer uso de la crioterapia tras un entrenamiento intenso para aliviar, así, las molestias que se traducen de él. No podemos olvidar que el frío, como el calor, altera la sensibilidad y puede provocar quemaduras en la piel. Para prevenirlas,  debemos utilizar un paño o toalla que ejerza de bloqueador entre el gel y la piel o una solución de ortopedia como las ortesis Sport One de Teyder, con almohadilla de gel frío y calor que evita daños en la dermis.

El tratamiento frío y calor nunca se debe aplicar en heridas abiertas o con infección

  • Calor. La termoterapia, además de aliviar el dolor articular o muscular, ayuda a sedar la zona afectada y a relajarla. Como en el caso de la crioterapia, es recomendable aplicarlo de 10 a 30 minutos sobre el músculo o articulación a calmar y utilizar una toalla o una ortesis que evite el contacto directo del gel con la piel. Pero, a diferencia del tratamiento con frío, únicamente se debe utilizar cuando hay dolor muscular o articular, nunca en casos de inflamación. Las contracturas musculares o los dolores cervicales y lumbares pueden aliviarse con este tipo de tratamiento.
  • Ni frío ni calor. Como hemos explicado, hay casos en los que la termoterapia o la crioterapia no tienen cabida. Por ejemplo, cuando existe una herida abierta, cuando hay infección o cuando nuestra piel presenta alta sensibilidad deberemos prescindir de estos tratamientos.
1 de julio de 2016 |

Mobiliario y estancias deben permitir el paso de la silla de ruedas

Escalones, puertas demasiado pequeñas, rampas demasiado pronunciadas, interruptores demasiado altos… Son muchas las barreras arquitectónicas a las que se enfrentan las personas con movilidad reducida en su día a día y que les impiden disfrutar de la libertad y autonomía de la que gozan el resto de ciudadanos.

Detectarlas y darles solución es necesario para garantizar la accesibilidad de las personas con silla de ruedas o con movilidad reducida a edificios públicos y privados, pero sobre todo a su vivienda.

En Teyder ya os indicamos que los elementos que debíais tener en cuenta para adaptar el interior de una finca a las personas con movilidad reducida. Hoy os facilitamos algunos consejos para hacer lo mismo con la vivienda y permitir que las personas en silla de ruedas pueda desplazarse en su domicilio.

  • Puertas. Deben ser de una amplitud superior a los 84 centímetros para permitir el acceso de una silla de ruedas y, así, garantizar la autonomía y movilidad del que la deba usar. Una buena idea es sustituir las puertas tradicionales por puertas correderas. Así se gana en espacio y en libertad de movimiento.
  • Pasillo. Al igual que las puertas, el pasillo debe tener un ancho superior a los 90 centímetros para que las personas con movilidad reducida o que se desplacen con silla de ruedas puedan acceder a las diferentes estancias de forma autónoma.
  • Suelo. Debe ser duro, antideslizante y libre de obstáculos para permitir el acceso de las personas con movilidad reducida.
  • Sillas y sillones. Es recomendable que dispongan de apoyabrazos y que sean de una altura no superior a los 45 centímetros. Todos, deberán contar con respaldo y ser firmes para evitar caídas.

Los suelos deben ser duros, antideslizantes y libres de obstáculos

  • Cocina. Si la estructura lo permite, optaremos por cocinas en forma de U o L para garantizar el acceso de la persona con movilidad reducida o silla de ruedas y tener siempre un punto de apoyo. Optaremos por grifos monomando para garantizar su apertura y cierre y evitaremos muebles de cocina con esquinas pronunciadas y justo debajo de la placa de vitrocerámica –preferible a la hornilla de gas- o pila. Sólo así podrá acceder a ella con la silla de ruedas.
  • Dormitorio. Lo recomendable es eliminar cualquier objeto o mueble que pueda obstaculizar el movimiento  y optar por armarios y cómodas con asas en vez de con pomos y con esquinas redondeadas. También,  sustituir la cama tradicional por una articulada que facilitará el ascenso y bajada de la persona en silla de ruedas a ella y, obviamente, su descanso.
  • Baño. De la misma forma que debemos adaptar dormitorio y cocina  a las necesidades de las personas con movilidad reducida, debemos hacer lo mismo con el baño. Lo ideal es incorporar brazos de apoyo y asideros en baño y ducha para que pueda disponer de autonomía. También, subir el inodoro mediante un elevador para permitir su ascenso y descenso e incorporar grifos monomando  para facilitar la apertura, cierre y regulación del agua. Es importante, además, sustituir bañera por ducha, incorporar bandas antideslizantes para evitar caídas y contar con sillas para el baño y asientos adaptados a las necesidades de las personas con movilidad reducida.

En Teyder disponemos de ayudas técnicas que buscan facilitar el día a día de las personas con movilidad reducida y favorecer su accesibilidad.