28 de octubre de 2020 |

La tendinitis en dedos y muñecas son una de las lesiones más comunes en escalada

Con la aparición de rocódromos en la ciudad, la escalada ha pasado de ser un deporte exclusivo de las zonas de montaña a convertirse en una disciplina abierta a cualquier espacio y localidad. Este hecho, además de impulsar notablemente su práctica, nos ha hecho conscientes del peligro que supone realizarla sin conocimiento y preparación.

Y es que, al tratarse de un deporte de gran exigencia física y alto riesgo de caídas, precisa de cierta técnica y acondicionamiento para realizarlo. De lo contrario, corremos el riesgo a sobrecargarnos o resbalarnos y sufrir alguna de las lesiones más comunes en escalada.          

Pero, ¿cuáles son estas patologías?

A pesar de que en la escalada entran en juego las diferentes partes del cuerpo, son las extremidades superiores las que soportan mayor peso y, por tanto, las que corren mayor riesgo de inflamación o fractura. De hecho, el 80% de las lesiones en escalada se dan en esta zona. Y, según explican los especialistas Eduardo Blanco y Noemí Lambán en un artículo para Redacción Médica, los dedos y los codos concentran el 41% y el 13% de las dolencias que sufre el escalador.

Unas cifras que evidencian el impacto que tiene esta disciplina deportiva en manos y brazos y que explica algunas de las patologías más comunes en escalada:

  • Rotura de la polea A2: Las poleas son bandas fibrosas situadas en el segundo, tercero, cuarto y quinto dedo. Pueden ser anulares (A1, A2, A3, A4 y A5) o cruciformes (C1, C2 y C3) y su función es mantener los tendones flexores pegados al hueso, permitiéndonos abrirlos y cerrarlos. Si se produce un desgarro en la polea A2, además de un fuerte chasquido, sentiremos un dolor intenso y notaremos cómo se inflama la zona. En caso de que la rotura sea parcial, será necesario inmovilizar el dedo durante al menos dos semanas. Pero, si por el contrario, es total habrá que intervenir quirúrgicamente. El tiempo de recuperación dependerá, aquí, de las características de la operación.
  • Rotura del tendón flexor de la mano. Los tendones flexores conectan los músculos con los huesos, permitiéndonos doblar y extender los dedos de la mano. Por eso, si nos desgarramos o rompemos alguno de ellos, veremos afectada nuestra movilidad y nos resultará difícil realizar acciones tan habituales como cerrar el puño. En caso de rotura total, será imprescindible someterse a una intervención quirúrgica.

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  • Distensión en el ligamento colateral. Esta es otra de las lesiones más comunes en escalada y, a pesar de que puede darse en cualquier dedo, los más afectados suelen ser el tercero y el cuarto. Los ligamentos colaterales separan las tres falanges de los dedos y están implicados directamente en la flexoextensión. Por eso, si se produce una sobrecarga o desgarro en la zona, podemos sentir malestar y dificultad para mover la mano. La intensidad del dolor, así como el tiempo de recuperación y el tratamiento a aplicar, vendrán marcados por la gravedad de la lesión.
  • Epicondilitis o codo de tenista. Como explicamos en el artículo Epicondilitis y epitrocleitis: causas y tratamiento de las lesiones de codo, esta lesión se produce cuando la inserción de los músculos extensores de muñeca y dedos se inflama. Aunque puede originarse por un gesto brusco, normalmente produce después de repetir de forma repetida un mismo movimiento. Suele cursar con un dolor intenso en la cara externa del codo y presentar dificultad para flexionar o extender la muñeca.
  • Epitrocleitis o codo de golfista. Esta es otra de las lesiones más comunes en escalada. Tiene lugar cuando la inserción de los músculos flexores de la muñeca y los dedos se inflama como consecuencia de un golpe o sobrecarga en la zona. Cursa con dolor en la cara interna del codo y dificulta tareas tan habituales como levantar peso o dar la mano.

Los dedos y los codos concentran el 41% y el 13% de las lesiones más comunes en escalada

Cómo evitar los desgarros y fracturas en escalada

Da lo mismo que escalemos en rocódromo o en roca, la mejor forma de prevenir algunas de las lesiones más comunes en escalada es la preparación. Así, antes de lanzarnos a una travesía o ascensión, es conveniente que un entrenador nos indique de forma teórica y práctica cómo movernos en pared, cómo caer o cómo asegurar y portear a un compañero.

Esta formación no solo nos dará las claves para evitar caídas innecesarias, también nos dotará del fondo necesario para escalar sin sobrecargar músculos y articulaciones y lo hará de forma gradual.

Además de mejorar la técnica, no nos podemos olvidar de:

  • Calentar antes de cada entrenamiento. Si no queremos sufrir alguna de las lesiones más comunes en escalada, además del CORE, deberemos fortalecer dedos, manos y hombros. Por eso, el calentamiento deberá incluir ejercicios que vayan encaminados a tonificar esa zona y a prepararnos a la sesión de escalada.
  • Estirar después de escalar. De la misma forma que es importante calentar antes de entrenar, lo es estirar después de escalar. El objetivo de esta actividad es devolver el músculo a su estado de relajación y prevenir lesiones por sobrecarga.

Cómo tratar las lesiones en escalada

Como hemos comentado con anterioridad, el tratamiento dependerá tanto del tipo de molestia como de su intensidad. Por eso, lo primero que deberemos hacer si tenemos indicios de lesión es acudir a un especialista y que este valore su gravedad.

Aunque las pautas a seguir variarán en función de la patología, lo más posible es que incluyan:

  • Consumo de antiinflamatorios. Para aliviar el dolor y bajar la inflamación.
  • Reposo. El tiempo de reposo dependerá de la gravedad de la lesión. Si es leve, puede rondar los 10 o 15 días. Si es grave y requiere de intervención, puede superar el mes.
  • Uso de ortesis. El uso de ortesis no solo nos ayudará a inmovilizar la zona y a recuperarnos de la lesión, también a volver a nuestros entrenamientos de forma segura. Y es que, como explicamos en nuestro artículo Ortesis deportivas: 5 razones para utilizarlas en disciplinas de alto impacto, tienen como objetivo mejorar el rendimiento, reducir la fatiga y prevenir las lesiones más comunes en deportes como la escalada. La codera Epicondilitis 210CD, la Epicondilitis 542CD, el brazalete Epicondilitis Sport 442CD, la codera elástica Sport 309CD o la Sport 303CD con almohadilla de silicona son perfectas para este fin.

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En Teyder estamos especializados en ortesis deportivas para prevenir y tratar las lesiones en escalada. ¿Necesitas que te aconsejemos? Contacta con nosotros y te ayudaremos

 

14 de octubre de 2020 |

La amplitud y longitud, clave para escoger tu rampa para sillas de ruedas

Un escalón, un desnivel en la calzada, un bordillo elevado… La vida está llena de obstáculos que limitan la autonomía de las personas con movilidad reducida. Por suerte, existen ayudas técnicas capaces de reducir estas barreras arquitectónicas y hacer un poco más fácil su vida y la de sus familiares. Este es el caso de las rampas para sillas de ruedas o scooters. Elementos que tienen objetivo facilitar el acceso de sus usuarios a viviendas o vehículos y a sortear desniveles que puedan surgir en el camino.

A pesar de que elegir este tipo de no es especialmente difícil, sí que requiere de ciertas consideraciones para no errar en la compra:

1. Amplitud de la rampa

No es lo mismo una rampa para sillas de ruedas de uso personal que una de uso público o colectivo. En el primer caso, la necesitaremos para facilitar el acceso de una misma persona a la vivienda, al coche o a algún comercio. En el segundo, para que transiten por ella uno o más individuos y lo hagan en varias direcciones a la vez. De ahí, que las dimensiones deban ser diferentes en cada situación.

Si precisamos una rampa para una única persona, podremos optar por una de 120 cm de ancho. Si, por el contrario, la precisamos para uso colectivo deberemos ampliar las dimensiones y llegar como mínimo a los 180 cm de ancho.

Las rampas para sillas de ruedas reducen las barreras arquitectónicas 

2. Longitud de la rampa

La longitud, al igual que la amplitud, será clave a la hora de decantarnos por una rampa para silla de ruedas o por otra. Y es que de este factor dependerá la comodidad de su usuario a la hora acceder a edificios o sortear desniveles. Cuanto más larga sea, más fácil será transitar por ella.

Pero, ¿cómo calcular su longitud? Para hacerlo, deberemos:

  • Medir la altura a salvar. En caso de tratarse de escalones, mediremos la altura de un escalón y multiplicaremos la cifra resultante por el número de peldaños
  • Medir la longitud o espacio disponible delante del obstáculo a salvar.

Sabiendo esto, deberemos tener en cuenta que:

  • Para un uso autónomo, la pendiente máxima recomendada es del 10%.
  • Para un uso asistido, la pendiente máxima deber rondar sobre el 20% pero nunca superar el 25%.
  • En recorridos o longitudes menores de 3 metros, la pendiente adecuada debe ser menos al 10%.
  • En recorridos o longitudes de 3 a 6 metros, la pendiente adecuada debe rondar el 8%.

PENDIENTES RECOMENDADAS

Acceso independiente cómodo Altura x 10 (Pendiente del 10%)
Acceso independiente máximo recomendado para poder
acceder de forma autónoma sin excesivo esfuerzo
Altura x 8 (Pendiente del 12.5%)
Pendiente máxima recomendada: con ayuda o silla eléctrica Altura x 5 (Pendiente del 20%)
Inclinación excesiva: solo para rampas muy cortas Altura x 4 (Pendiente del 25%)

3. Peso que debe soportar

A pesar de que existen scooters muy ligeros y compactos, sus dimensiones suelen ser superiores al de las sillas de ruedas manuales. También, la de las eléctricas. Por eso, antes de elegir una rampa deberemos tener en cuenta los kilos que deberá soportar. Para calcularlo, deberemos sumar el peso de la silla de rueda o scooter y el de su usuario.

Si la persona con movilidad reducida necesita la ayuda de un acompañante, también deberemos tener en cuenta sus medidas antes de decantarnos por una rampa para silla de ruedas u otra.

Las rampas para silla de ruedas telescópicas son fáciles de transportar y almacenar

4. Uso que le daremos

Aunque todas las rampas para sillas de ruedas están diseñadas para facilitar la accesibilidad de las personas con movilidad reducida, no todas tienen las mismas características ni prestaciones. Cada una está pensada para un uso diferente y, de este, dependerá nuestra elección.

Ramplas plegables

Con la opción para elegir entre uno o más carriles, esta es una de las rampas para sillas de ruedas más solicitadas. Lo es por su versatilidad, pero también por su fácil transporte y almacenaje. Se puede doblar por la mitad, se puede almacenar y, como no son fijas, se pueden utilizar tanto en viviendas como en vehículos. 

La 1464CM de Teyder, además de ligera y funcional, dispone de asas para que llevarlas contigo sea aún más fácil.

Rampas telescópicas

Como las plegables, las rampas telescópicas son ligeras, fáciles de transportar y están pensadas para ser utilizadas en cualquier lugar y situación. ¿La diferencia entre una y otra? Estas, gracias a su diseño desplegable, pueden variar su longitud y adaptarse a diferentes desniveles.

Este es el caso de 1465CM de Teyder. Además de duplicar su longitud en extensión, cuenta con una superficie antideslizante para mejorar la tracción y evitar caídas.

teyder rampa para silla de ruedas telescopica

Rampas enrollables

Son rampas para sillas de ruedas ligeras, portátiles y, gracias a su sistema de plegado enrollable, muy fáciles de transportar y almacenar 

Rampas para umbrales

Como deja entrever su nombre, estas rampas para sillas de ruedas han sido diseñadas para salvar pequeños desniveles como los escalones a la entrada de comercios y viviendas. Son ligeras, se pueden ubicar en interior o exterior y se fijan fácilmente al suelo para facilitar el acceso de las personas con movilidad reducida.

En Teyder estamos especializados en ayudas técnicas para personas con movilidad reducida. ¿Necesitas que te aconsejemos? Contacta con nosotros y te ayudaremos

 

2 de octubre de 2020 |

Los colchones antiescaras de Teyder evitan la aparición de úlceras por presión

Pasan desapercibidas para el común de los ciudadanos, pero ponen en peligro la salud aquellos que las presentan. Hablamos de las úlceras por presión. Unas llagas que aparecen en la piel tras largos periodos encamados o en posición de sedestación y que empeoran la calidad de vida de aquellos que la padecen. Y es que, si no se detectan a tiempo y se tratan adecuadamente, se pueden infectar y causar secreción, fiebre e inflamación.

A pesar del impacto de las úlceras por presión para la salud, el 95% de estas lesiones se pueden evitar. Os contamos cómo.

1. Mantén la piel seca y limpia

Si queremos evitar la aparición de úlceras por presión en las personas encamadas o en silla de ruedas, será imprescindible que cuidemos su higiene corporal en todo momento.

Deberemos lavar su cuerpo como mínimo una vez al día. Para hacerlo, utilizaremos agua tibia y jabón neutro o con potencial irritativo bajo. Después de cada baño, secaremos la piel concienzudamente y evitando ejercer fricción en el cuerpo. En ningún caso, utilizaremos alcohol o colonias que puedan irritar la piel.

Además, en el caso de las personas que sufran incontinencia urinaria o fecal o que padezcan exceso de sudoración, deberemos asegurarnos en todo momento que su piel esté limpia. Será recomendable que utilicemos empapadores que absorban los líquidos y eviten que la persona encamada se exponga a la humedad.

El 95% de las úlceras por presión se pueden evitar

2. Examina la piel

La mejor forma de evitar el efecto negativo de las úlceras por presión es detectarlas a tiempo. Para ello, deberemos examinar cualquier signo de lesión en la piel: cambio de color o textura, áreas sensibles, zonas de calor…

En función de las limitaciones de movilidad, deberemos poner especial énfasis en las siguientes áreas:

  • Personas en silla de ruedas: coxis o glúteos, omoplatos y columna vertebral y parte trasera de brazos y piernas.
  • Personas encamadas: omoplatos, cadera, espalda, coxis, talones, tobillos y parte trasera de las rodillas y de la cabeza.

3. Realiza cambios posturales

Como su nombre indica, una de las causas de las úlceras por presión es la presión continuada de un objeto en una zona determinada de la piel. Por esa razón, es necesario realizar cambios posturales cada dos horas

En el caso de que la persona esté encamada, deberemos hacer estos cambios siguiendo un orden establecido: decúbito supino, sedestación, decúbito lateral izquierdo y decúbito lateral derecho. También, deberemos registrar la última posición en la que ha permanecido. Solo así, evitaremos que una zona del cuerpo esté más expuesta que otra a la presión y, por tanto, a las úlceras por presión.

Si está en silla de ruedas, deberá recolocarse y variar sus puntos de apoyo. También, mantener una posición alineada para garantizar una buena distribución de su peso.

Las úlceras por presión ponen en riesgo la salud y calidad de vida de quienes la sufren

4. Haz uso de colchones antiescaras

Reducir la presión o fricción sobre piel es clave para evitar la aparición de llagas y escaras. Por eso, resulta tan útil el uso de ayudas técnicas para este fin.

En Teyder disponemos colchones antiescaras diseñados, especialmente, para aliviar la presión en la zona y garantizar la comodidad de las personas con movilidad reducida o nula. Este es el caso de los colchones de aire compresor 1739CM, 1740CM y 1742CM.

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5. Cuida la alimentación

Lo que comemos se refleja en nuestra piel. Por eso, es tan importante que las personas con riesgo a padecer úlceras por presión lleven una dieta rica en vitaminas y minerales como la Vitamina C y la B12, el hierro o los oligoelementos.

También, debemos asegurar una buena hidratación mediante el consumo de agua y de frutas y verduras.

En Teyder estamos especializados en cojines y colchones para evitar las úlceras por presión. ¿Necesitas que te aconsejemos? Contacta con nosotros y te ayudaremos