26 de septiembre de 2019 |

7 beneficios del deporte para las personas con diversidad funcional

Aumentar el autoestima, una de las ventajas de practicar deporte para las personas con diversidad funcional

Cuando se habla de la importancia de practicar ejercicio, se suele pensar en las ventajas que reporta hacerlo a aquellos que no padecen alteraciones motoras, sensoriales o intelectuales. Sin embargo, realizar actividad física de forma habitual es igual de necesario –o incluso más- para aquellos que sufren algún tipo de discapacidad. Y es que el deporte para las personas con diversidad funcional tiene múltiples beneficios. ¿Queréis saber cuáles? Compartimos algunos de los más significativos.

1. Mejora la salud física

No es una novedad: practicar ejercicio físico es indispensable para disfrutar de una vida sana y longeva. Lo indica la Organización Mundial de la Salud. Sufras o no algún tipo de discapacidad motora, sensorial o intelectual, te ayudará a reducir el riesgo a sufrir ciertos tipos de cáncer y a prevenir enfermedades como la obesidad, la hipertensión o la diabetes. Además de estos beneficios, practicar deporte para las personas con diversidad funcional es indispensable para mejorar la movilidad, la flexibilidad y la fuerza, para mantener la densidad ósea o aumentar la conciencia sobre el cuerpo. Acciones que les ayudarán a envejecer sin perder calidad de vida y, en general, en su día a día.

2. Aumenta el bienestar emocional

Hacer deporte no solo puede ser divertido, también relajante y un estupendo antídoto contra el estrés y la depresión. ¿La razón? Cuando lo hacemos, liberamos endorfinas, unos neurotransmisores de efecto analgésico que nos proveen de bienestar tras una sesión de entrenamiento.

3. Incentiva la socialización

El deporte es una potente arma de socialización. Sobre todo cuando se realiza en equipo. Obliga a aquellos que lo practican a relacionarse con su grupo iguales y a desarrollar valores y habilidades sociales como la comunicación, el trabajo en equipo, el respeto o la solidaridad. Destrezas indispensables para jugar con otros, pero también aprender a relacionarse y ampliar el grupo de amistades.

4. Incrementa el autoestima

Las personas que sufren algún tipo de discapacidad pueden presentar baja autoestima. Realizar deportes como el básquet, la natación, el atletismo o el fútbol no solo incentiva su integración, también mejora su condición física, su autonomía, su sentimiento de utilidad y, por tanto, su percepción sobre ellos mismos. Sentirse valorado es el primer paso para quererse más y mejor.

5. Potencia el afán de superación

El deporte para las personas con diversidad funcional, al igual que para aquellas que no presentan discapacidad, es un reto. Si quieren mejorar sus marcas personales y grupales, deben superarse constantemente y, en algunos casos, medirse a otros compañeros. Un afán de superación que les ayuda a rendir más en los entrenamientos, pero también a hacerlo en su día a día y a ganar seguridad e independencia.

6. Facilita la inserción laboral

La competitividad, la superación, la autonomía, el liderazgo o la cooperación son habilidades que se asocian al deporte, pero también a otros ámbitos de la vida diaria como la profesión. Desarrollarlos con anterioridad y mediante una actividad lúdica como puede ser la natación, el fútbol, el vóley, ayuda a aumentar la seguridad de la persona con diversidad funcional y le prepara para su carrera laboral.

7. Previene el deterioro cognitivo

El ejercicio físico, junto a una alimentación equilibrada y sana, ayuda a segregar una serie de químicos capaces de prevenir la degeneración del hipocampo y, por tanto, de retrasar el deterioro cognitivo de aquellos que lo practican.

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